Ira, alegría, preocupación, tristeza, miedo: a estas emociones se las suele llamar “demonios interiores”.
Íntimamente ligadas al estado “energético” de los órganos y vísceras, son responsables de una parte de las alteraciones y desequilibrios en el sistema energético de una persona, afectándola en todas sus dimensiones: física, mental y espiritual.
Por tal motivo, en los tratamientos no solo se tiene en cuenta el síntoma que motiva la consulta, sino que se enfoca la causa, el origen energético de esa expresión sintomática.
Por cada emoción que predomina en exceso hay un órgano afectado energéticamente o viceversa.
Cinco son los movimientos, procesos, transformaciones, donde todas las cosas de la creación se manifiestan en elementos básicos, interconectados y dinámicos: Madera, Fuego, Tierra, Metal y Agua.
La Medicina Tradicional China desarrolló la “Teoría de los 5 elementos” o cinco dinámicas, que clasifica a las enfermedades, síntomas y manifestaciones orgánicas según estos cinco elementos básicos de la naturaleza correlacionados con las emociones, con los órganos y vísceras, con las estaciones y factores ambientales.
Por ejemplo: el elemento Fuego se correlaciona con la alegría, el Corazón y el Intestino delgado, el verano y el calor.
La ira involucra al Hígado y a la Vesícula y se relacionan con el elemento Madera, la primavera y el viento. Estos cinco elementos –Madera, Fuego, Tierra, Metal y Agua -están dinámicamente relacionados entre sí y pueden encontrarse en exceso o deficiencia. Ambas situaciones producen alteraciones y desequilibrios en la dinámica de la salud-enfermedad.
