Salud y enfermedad desde la Medicina Tradicional China

Un cuento popular que viene rodando hace miles de años desde el Oriente, de boca en boca, cuenta que más allá de unas montañas había un pueblo. Todos los que vivían en él eran ciegos. Un día pasó por ese pueblo un circo, anunciando por altoparlantes su atracción máxima: un elefante. Nadie sabía de qué se trataba un elefante, así que entre todos resolvieron enviar a los seis hombres más sabios de la comunidad a conocerlo para que después lo contaran a los demás. Los sabios llegan al circo, rodean al elefante y extienden sus manos para saber de qué se trata, tanteando para reunir información. Uno recorre de arriba abajo un colmillo y dice: “Ah! El elefante es como una lanza”. Otro, tocando un costado del animal le discute: “¡Pero no!… si es como una pared”. Un tercer sabio tantea una pata y abrazándola asegura que “es como un árbol, como una gran palmera”. El cuarto, palpando la trompa dice: “De ninguna manera, el elefante es como una serpiente”. El quinto, explorando la oreja asegura: “No, no, no… es como un abanico. Mientras el restante, pasando los dedos por la cola, concluye que “sin lugar a dudas…, el elefante es como una soga con una brocha en la punta”.

Parece que no es fácil conocer a algo o a alguien en su totalidad, verlo como un todo, distinguir su esencia. A pesar de eso y desde tiempos muy remotos, la humanidad busca y abre caminos de conocimiento desde el arte, desde la ciencia, desde la naturaleza, desde la tecnología… Algunos caminos se van encontrando, otros se bifurcan sin retorno.

Las medicinas tanto de Oriente como de Occidente no están ajenas a esto. Ambas tienen, tradicionalmente, distintas maneras de abordar la salud y la enfermedad que responden a diferentes cosmovisiones del mundo y de la vida. ¿Dónde pone el acento cada una?

¿Rompecabezas o entramado?

Históricamente, la medicina occidental centró su mirada, sus conocimientos y sus prácticas en las enfermedades, clasificándolas con el objetivo de curarlas, evolucionando hacia la especialización.

En los últimos 50 años, Occidente ha tenido un gran desarrollo tecnológico en diferentes especialidades médicas. Pero también hay que reconocer que, en muchas ocasiones y por diferentes motivos, la visión clínica general se ha visto disminuida.
Desde otro punto de vista, la medicina oriental centró su mirada, sus conocimientos y sus prácticas en las personas que enferman y en los factores que las producen, con el objetivo de colaborar a que el propio organismo, como un entramado, ponga en funcionamiento su capacidad para restablecer el equilibrio energético perdido.

Sin embargo, hay puntos de encuentro entre la medicina occidental y la medicina oriental, a veces sus caminos se encuentran como cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó, en 1980, un listado de más de 40 patologías sobre las que el tratamiento de acupuntura había dado buenos resultados. Además, y aunque en pequeña escala aún, es utilizada en diferentes países como anestesia y analgesia, tanto en intervenciones quirúrgicas como en los llamados partos “sin dolor”.
Sumar enfoques terapéuticos para el bien-estar, la prevención y la salud general de los seres humanos es la tarea integradora y el gran desafío para este Siglo XXI casi recién nacido.

Opuestos y complementarios

La filosofía china se expresa en el concepto de opuestos y complementarios: ying y yang, lo masculino y lo femenino, lo firme y lo blando, el arriba y el abajo… Pero estas polaridades no son fijas.

Los opuestos se hallan en continuo movimiento, como podemos ver en la naturaleza: el día se vuelve noche y viceversa; al invierno le sucede la primavera, a ésta el verano seguido del otoño al que le sucede nuevamente el invierno… Cada polo es opuesto pero complementario a la vez. No puede existir el uno sin el otro.

Siguiendo estos principios, la salud y la enfermedad son vistas como equilibrios o  desequilibrios de la energía humana, íntimamente relacionados con la energía de los Ciclos Naturales – las cuatro estaciones, el día y la noche- y con la energía del ambiente que nos rodea, del lugar y entorno donde vivimos.

En Occidente, comprender  el concepto de  los opuestos y complementarios es más difícil.

Para la medicina occidental, la salud se opone a la enfermedad. Se habla de “combatir la enfermedad”, como si fuera un enemigo al que se le declara la guerra. Se piensa que la enfermedad es algo que irrumpe e interrumpe el estado de salud y sus causas vienen siempre de afuera. Por eso se trata de alejarla rápidamente, atacando el síntoma para que desaparezca sin ir, en muchos casos, a las causas.

En la Medicina Tradicional China, se considera a la enfermedad como un desequilibrio dentro del sistema orgánico. Recuperar el equilibrio de base es una de las tareas.

La “prevención” está incluida desde la primera entrevista de un paciente en la que también se evalúa el estado de su energía vital y su energía  esencial y  se evalúa la capacidad de respuesta que tiene su organismo frente al estímulo terapéutico.

En caso de que fuera deficitaria, por ejemplo, será necesario reforzar no solo los órganos sino también el conjunto de funciones energéticas, además de tratar el motivo de consulta.

Teniendo  en cuenta lo general y lo particular….el todo y la parte…

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