Calidad de Vida: Puertas abiertas – Puertas cerradas

Los que vivimos en grandes ciudades notamos, con mayor frecuencia el deterioro en la calidad de vida. Las patologías debidas al estrés, han aumentado considerablemente.

Sabemos que en toda situación de crisis ya sea personal o social, aumenta la incertidumbre con el consiguiente incremento de la ansiedad, la angustia y la depresión. En Argentina, por ejemplo, entre el 15 y el 20 por ciento de la población sufre trastornos de ansiedad, mientras que el 7 por ciento padece trastornos depresivos, lo que equivale a unos 9 millones de personas aproximadamente.

Diversos abordajes terapéuticos, incluyendo los psicofármacos, se prescriben actualmente, dependiendo de los niveles de profundidad del cuadro que el paciente expone permitiendo la resolución o el mejoramiento del mismo.

Sin embargo, existen herramientas complementarias y prácticas como el Tai Chi, el Qi Gong, la Meditación, entre otras que no solo trabajan el cuerpo desde el punto de vista físico sino que “afinan” la percepción de uno mismo y facilitan la regulación de los procesos tanto fisiológicos, emocionales como energéticos.

Pero más cerca aún, en este momento, tenemos nuestros cinco sentidos…más el sexto que, como puertas abiertas nos enfocan a una diversidad de estímulos.

La vida moderna muchas veces, nos adormece con su híper estimulación y aceleración. Detenernos un instante nos permite afinar la sintonía exterior-interior.

Con “sintonía fina” podemos comenzar a registrar como estamos respirando, como nos ubicamos en la silla en que estamos sentados y, si cerramos los ojos por un momento, podremos sentir ese espacio interior presente, siempre.
Esa mirada hacia adentro, observando, nos enfoca y nos detiene al menos por un momento, del vertiginoso transcurrir de la mente.

Puertas abiertas – Puertas cerradas

Llevamos en nosotros, en nuestra vida las llaves que abren las puertas adecuadas para cada momento; solo que a veces las guardamos en un cofre cerrado olvidando que estaban allí.

¿A qué llaves me refiero?

A la llave de la disposición para aprender lo que aún no sabemos, la llave de la observación para discernir y elegir lo mejor; y la llave de la decisión para movernos en el sentido de la vida, la naturaleza y el bien-estar, así seguiremos uno de los senderos importantes de nuestra vida: el conocernos a nosotros mismos.

Si nos conocemos más, sabremos que necesitamos en el camino, independientemente de las situaciones por las que estemos transitando.

El momento de mejorar nuestra calidad de vida es en este instante y en la suma de cada instante… Solemos vivir con nuestros pensamientos en el pasado y nuestras expectativas en el futuro ¿y el presente?…se disolvió sin conciencia de ello. Pasó.

Por eso, en las practicas orientales se centra la atención en el “ahora”. Ese presente contínuo…

Y vamos saliendo del “piloto automático” penetrando nuestra conciencia, atentos y despiertos.

Aquietando la mente, mirando nuestros pensamientos pasar como nubes en el cielo despejamos la visión que nos permite salir del laberinto.

Encontrar un espacio de relajación interior nos conecta con la quietud necesaria que solo dentro nuestro podemos conservar y desde allí elevar la conciencia.

En esta elevación, al mirar desde lo alto, encontramos la salida. A veces, está más cerca de lo que pensamos…

¿Cuál es el factor por el cual nos abrimos a la calidad de vida o nos cerramos a ella y padecemos profundamente del estancamiento?

La relajación suele ser una llave que abre puertas cerradas en nuestro interior. Integra el cuerpo, la mente y el espíritu.

¿Dónde realizar esa relajación activamente?

Exactamente donde Ud. se encuentre ahora. En su vida cotidiana, en sus relaciones personales; en esos momentos neutros de un viaje en colectivo o subte; mientras se baña o cuando recién se levanta. Y al terminar el día, antes de dormir, buscar ese espacio de reposo, serenidad y descanso interior.

“Todo está donde uno está”

Dentro de la meditación taoísta, el llamado “sentar en la calma”, es una práctica frecuente que permite reencontrar el estado de paz y quietud.

Existe un área del cuerpo muy importante considerada tanto en las prácticas Taoístas como en el Tai Chi y en la Medicina Tradicional China, que se ubica a tres dedos debajo del ombligo, denominada Tantien o Dan Tien.

Dicha zona a manera de un campo, se la debe cultivar, para poder cosechar salud y larga vida ya que el Tantien almacena energía esencial (qì original o qì verdadero) fundamental para la calidad de vida.

Solo en calma y en paz el Qi verdadero se expresa y se armonizan los contrarios.

Prestarle atención, ubicar las manos sobre ese sitio y dirigir la mirada interior a dicha área nos conecta con una fuente de energía que, como una semilla recién plantada debemos cuidar y cultivar para que germine y se desarrolle. Con paciencia.

Recuerdo una breve historia china a cerca de dos monjes y una peregrinación:

Se cuenta que, en la montaña Emei, había muchos monasterios. Los monjes de los grandes monasterios eran muy ricos y los de los pequeños monasterios, muy pobres.
Un día, un monje de un pequeño monasterio fue de visita a un gran monasterio con el fin de despedirse, pues partía en peregrinación a Putuo, una isla del mar del Este. Putuo queda a unos tres mil li de la montaña Emei; es necesario escalar altas montañas y atravesar muchos ríos para llegar allí. Ese complicado viaje dura meses y a veces hasta años.
Cuando el monje pobre puso al corriente de su proyecto al monje rico, éste quedó asombrado:
– ¿Pero qué lleva usted para su viaje?
– Un jarro y una escudilla proveerán a todas mis necesidades. Recogeré el agua con mi jarro y cuando sienta hambre pediré alimentos de limosna con mi escudilla.
– Yo también deseo realizar esa peregrinación; hace varios años que estoy preparándome – dijo el monje rico – pero nunca he podido ponerme en camino, pues siempre me falta algo. Temo que usted tome las cosas un poco a la ligera. ¡Este viaje no es tan fácil como usted lo cree!
Un año más tarde, al regresar de su viaje, el monje pobre fue a saludar al monje rico de Emei y le contó cómo había sido su peregrinación a Putuo.
A pesar de su desconcierto, el monje rico confesó:
– En cuanto a mí, aún no he terminado mis preparativos para el viaje.

El camino a la calidad de vida comienza dando el primer paso. Todo está donde uno está. En este “presente continuo”. Y la llave que abre la puerta está en su bolsillo.

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